lunes, 15 de septiembre de 2014

ESPACIOS ENTRE PALABRAS EN LAS TIPOGRAFÍAS


Nuestro alfabeto consiste en una serie fija de signos para pequeñas unidades de sonido que conjuntamente constituyen el habla.

Las letras pueden considerarse como material de construcción básico literario. Sin embargo, esa materia sola no basta para la formulación escrita inteligible. La separación de las palabras así como su ordenamiento en frases procede mediante el empleo lógico de espacios intermedios y de los signos de puntuación.

El empleo consecuente de espacios vacíos como separación de las palabras no puede datarse con exactitud. Las primitivas inscripciones griegas y romanas en letras mayúsculas, al igual que los manuscritos de la época, no muestran espacios entre las palabras que puedan servir para separarlas entre sí. Se considera que con la escritura manuscrita, más rápida, de forma más evasiva, donde la necesaria legibilidad a lo escrito imponía el aislamiento de cada una de las palabras, comienza el desarrollo de una delimitación sistemática de las palabras por medio de vacíos. El espacio intermedio se convierte así en elemento integrante del ordenamiento lógico de lo escrito. Si el espaciado de palabras es visualmente mayor que el espacio entre líneas, la composición se vuelve fragmentada y la legibilidad disminuye. De forma similar, si el espaciado de palabras es demasiado pequeño, éstas parecen unirse.

Las fuentes demasiado anchas y abiertas requieren un mayor espaciado de palabras que las fuentes de diseño más estrecho, y los tamaños de tipo pequeños necesitan proporcionalmente más espacio que los de mayor tamaño.

El espacio entre palabras es infinitamente variable y se especifica en términos más generales como normal, abierto o compacto.

La sucesión de palabras separadas por un espacio da como resultado una línea de texto. La línea debe guardar una coherencia óptica para facilitar la lectura. Las palabras no deben estar muy separadas entre sí, ni tan juntas que formen una línea compacta. Los mecanismos naturales de lectura, hacen que el ojo recorra irregularmente a saltos una línea de texto, deteniéndose brevemente en sectores. Se producen así, dos operaciones diferentes en el mismo acto. Un tercer movimiento, consiste en regresos de comprobación hacia la izquierda, saltos hacia atrás que permiten ratificar ciertas palabras.

Básicamente, el espaciado entre palabras debe apuntar a producir intervalos que permitan leer todas las palabras con la misma fuerza. El espacio entre palabras debe ser corregido ópticamente de acuerdo con la última letra de una palabra y la primera letra de la palabra siguiente. Al igual que en el espaciado entre letras, las irregularidades se hacen más visibles cuando se utilizan cuerpos grandes. Los espacios que separan las palabras dan como resultado un juego rítmico de intervalos irregulares. Si los espacios son demasiado estrechos se debilita el efecto de intervalos irregulares y la línea se hace monótona. Los espacios demasiado anchos realzan el ritmo, pero disminuyen la legibilidad.

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