martes, 16 de septiembre de 2014

LA INFLUENCIA DEL ARTE MODERNO EN LAS TIPOGRAFÍAS


Las primeras dos décadas del siglo XX fueron una época de efervescencia y cambios insólitos que alteraron radicalmente todos los aspectos de la condición humana. El carácter de la vida social, política, cultural y económica sufrió un cataclismo. En Europa, la monarquía fue reemplazada por la democracia, el socialismo y el comunismo soviético. Los avances científicos y tecnológicos transformaron el comercio y la industria. Las áreas subdesarrolladas del mundo comenzaron a despertar y a exigir su independencia. La lucha con armas de avanzada tecnología y la matanza durante la Primera Guerra Mundial perturbaron hasta sus cimientos las tradiciones y las instituciones de la civilización occidental.

En respuesta a estas turbulencias, las artes visuales experimentaron una serie de revoluciones creativas que cuestionaron sus valores, sistemas de organización y funciones sociales. Los puntos de vista tradicionales acerca del mundo fueron desbaratados. Ideas elementales del color y de la forma, la protesta social, las concepciones de la teoría psicoanalítica y de los estados emocionales más íntimos se apoderaron de muchos artistas. Algunos movimientos como el cubismo, el futurismo, el dadá, el surrealismo, la escuela de De Stijl, el suprematismo y el constructivismo tuvieron un impacto directo sobre el lenguaje gráfico de la forma y la comunicación visual de este siglo.


Como fruto de la diversidad de movimientos vanguardistas gestados en el siglo XX, se proyectó sobre el diseño gráfico un amplio y variado abanico especular que contuvo todos los instrumentos lingüísticos posibles para hacer frente, con distintos repertorios icónicos, a las variantes disciplinarias que las demandas industriales o sociales contribuyeron a engendrar en estas primeras décadas. Entre ellos el diseño tipográfico, publicitario, de imagen de empresa, político y social, el de identificación y la pedagogía del diseño.


La evolución del diseño tipográfico del siglo XX está íntimamente relacionada con la pintura, la poesía y la arquitectura moderna. En algunos casos, ciertamente insólitos, el diseño gráfico en sus formas más corrientemente aceptadas (el cartel, el libro, el folleto, etc.) será el vehículo difusor de movimientos vanguardistas específicos.


Durante la década 1910/20 las vanguardias artísticas que se suceden crean las condiciones conceptuales objetivas para el nuevo repertorio de formas que el diseño gráfico recogerá, con plena conciencia, para elaborar con él su primer habeas teórico. En efecto, para una disciplina que se encuentra a la búsqueda de sus señas de identidad, la adopción de las formas abstractas, el uso psicológico del color, la revolución de la tipografía, del collage y del fotomontaje representará, no sólo la base de nuevos repertorios lingüísticos, sino también sus presupuestos teóricos más sólidos.


En ese núcleo se concentrarán los antecedentes de una ruptura formal y conceptual que incide de pleno en la embrionaria construcción de un nuevo diseño gráfico (más técnico o interdisciplinar), en el cual irán integrándose paulatinamente las distintas especialidades del sector (cartelismo, diseño tipo-gráfico, ilustración comercial, diseño publicitario, imagen de identidad, etc.) clasificadas desde entonces en una misma categoría multidisciplinar.

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