martes, 16 de septiembre de 2014

¿Qué es el Constructivismo?

En Rusia los acontecimientos de 1917 dividieron el mundo en dos: revolución/contrarrevolución, proletariado/burgesía, rojo/blanco, lo estatal/lo privado, lo individual/lo colectivo, la izquierda/la derecha, el pasado/el futuro. Fue una época de contrastes por excelencia, en que la actividad económica colapsó enteramente. La respuesta del gobierno fue el comunismo de Guerra, una política de racionamientos y colectivismo. La guerra civil asoló el continente hasta 1921, el ejército rojo bolchevique desbarató la resistencia de los contrarrevolucionarios blancos. Tras haber logrado cierto control sobre el territorio, el gobierno de Lenin lanzó un plan que implicaba un retorno parcial a la libre empresa: Nueva Política Económica (NEP), cuyo fin consistía en que volvieran a funcionar los engranajes de la actividad económica.


Los transportes de alta tecnología eran una obsesión pública; entretanto nacía el cine documental de manos de su pionero Dziga Vertov, en 1923.


Vladimir Maiakovsky, gran poeta revolucionario, escribió “Pro esto” (Al Respecto), que se publicó el mismo año en el primer número del periódico de los constructivistas: LEF (heraldo del frente de izquierda en el mundo del arte). Este fue un período de yuxtaposiciones demenciales, de nuevas asociaciones entre formas e ideas. Los constructivistas y los suprematistas creían que la estética para una era de nueva organización social y económica debía ser también nueva.

 Para el artista, la participación en la construcción de la nueva sociedad significaba la participación en la construcción de una nueva cultura socialista.


Como el arte no podía disociarse, avanzó paralelamente a los acontecimientos y se incorporó a la batalla social y política convirtiéndose en un arte agitado y agitador. Los carteles de agitación, el teatro de agitación, los trenes de agitación, los tejidos y las poesías de agitación, se convirtieron en los géneros centrales del arte pre-revolucionario.


Un papel muy significativo en las campañas de agitación fue el que desempeñaron los trenes, especialmente diseñados, que unían Moscú y Petrogrado; en ellos viajaban activistas políticos que distribuían literatura de agitación, desarrollaban programas educativos y tomaban decisiones a nivel operativo sobre el establecimiento y formalización del poder soviético en las regiones.


El primer órgano impreso del arte revolucionario fue el periódico “Iskusstvo kommuny” (Arte de la comuna). El número uno comenzaba con un manifiesto escrito por Maiakovsky. Muchos de los ideólogos del “Arte de la comuna”, estaban convencidos de que el arte debía entregarse al trabajo de crear la vida misma. Decía Maiakovsky: “el arte no debe concentrarse en altares muertos llamados museos. Debe difundirse en todas partes: en las calles, en los tranvías, en las fábricas, en los talleres y en los hogares”… El arte debía ser reemplazado por el diseño, no un diseño para una elite, sino para la vida de las masas. Así cobró forma un nuevo concepto con el nombre de arte de producción.


Para los teóricos del arte de producción, la tecnología avanzada representaba el genio humano en su cenit. Dijo Vesnin: “El ingeniero contemporáneo crea obras de genio: el puente, la máquina de vapor, el aeroplano, la grúa. El artista contemporáneo debe crear objetos iguales a estos en fuerza , tensión y potencial.”


Los protagonistas del arte izquierdista (Tatlin, Malevich, El Lissitzky, Popova, Rodchenko y Gan, entre otros) se agruparon alrededor de sus periódicos: LEF, Kinofot, Novyi LEF y Sovremennaia arkhitektura. El contenido y el diseño de cada número eran acontecimientos con derecho propio. El núcleo central en el que las ideas productivistas fueron entendidas de un modo consistente y claro, fue en el estilo más característico de los años 20: el constructivismo. Algunas de las palabras con las que los constructivistas intentaban definir sus principios estéticos eran: "Nuestra gravitación hacia el principio de construcción es una manifestación natural de la conciencia contemporánea, que deriva de la industria". Rodchenko. "Nada debe ser accidental, nada debe derivar puramente del gusto o de una tiranía estética. Todo debe estar infundido de significado técnico y funcional"... Gan, principal teórico del constructivismo y su primer ideólogo.


Los constructivistas plantearon y resolvieron problemas relativos a la relación entre función, forma, estructura y materia. Sus conceptos centrales eran los de funcionalidad y coincidencia de la forma con la finalidad (funktsionalnost y tselesoobraznost), de donde deriva la conclusión fundamental: la construcción es la organización apropiada de los elementos materiales. Sus imágenes se caracterizan por el ascetismo formal; formas geométricas y ángulos rectos, principios de montaje y producción industrial. Se nutrió de movimientos de vanguardia como el Cubismo, el Suprematismo y el Futurismo.


En una de sus batalla contra el sector privado que seguía existiendo en la economía soviética, el Estado prestó atención a la publicidad. La publicidad soviética hablaba en nombre del Estado y perseguía sus intereses. El argumento fundamental en favor del apoyo a la producción estatal fue que ésta pertenecía a un nuevo mundo, que era la dimensión económica del nuevo sistema. Anunciar equivalía a realizar agitación en favor del poder soviético. En esos anuncios se reflejó la vida del país, en los nombres de las fábricas y los productos, en los nuevos slogan. Todo aquello que cobraba especial importancia social, política y económica para el nuevo país era recogido inmediatamente en la publicidad. La publicidad estatal estuvo orientada por una nueva raza de diseñadores, los constructivistas, juramentados para la innovación artística. Utilizaban tipos simples, formas geométricas puras y estructuras claras. Crearon en tipografía y en diseño gráfico un estilo totalmente desprovisto de adornos y genuinamente agitador, que ha acabado por asociarse particularmente con la Unión Soviética de los años veinte, y que contrasta fuertemente con los estilos decorativos que lo precedieron.


Muchos artistas desempeñaron papeles activos en la publicidad, en busca de materializar sus ideales productivistas en un arte orientado hacia la industria. Ese fue el nombre (REKLAMKONSTRUKTOR, en ruso) que adoptaron Maiakovsky y Rodchenko para realizar conjuntamente trabajos de publicidad. El "constructor-publicitario" empezó a operar en 1923, cuando Maiakovsky tenía treinta años y Rodchenko treinta y dos; y su labor continuó hasta 1925.


Cuando el comercio privado se hizo activísimo a consecuencia de la Nueva Política Económica (NEP), se convirtió en una cuestión desesperadamente urgente el anunciar los artículos producidos por las empresas estatales. Las agencias económicas soviéticas, tanto de producción como de servicios, tenían que mantenerse a la altura de la competición con las empresas privadas. El Estado mismo se convirtió en cliente de publicidad. Maiakovsky había sido el primero en "anunciar" la política de la NEP, escribiendo, en 1921, el texto de un póster de la editorial estatal Gosizdat destinado a explicar al campesinado el decreto de implantación de la NEP. Dos años más tarde, como jefe de la operación publicitaria del Estado, dirigió la batalla contra aquellos sectores que estaban obteniendo provechos un tanto excesivos. En 1923, publicó un artículo titulado "Agitación y publicidad" en el que formuló la tarea y las características específicas de la publicidad soviética: “Conocemos el maravilloso poder de la agitación... La burguesía conoce el poder de la publicidad. La publicidad es agitación industrial, comercial. Ningún negocio, ni siquiera el más seguro y fiable, puede mantenerse sin publicidad. La publicidad es el arma surgida de la competencia... No podemos dejar ese arma, esa agitación en favor del comercio, en manos de los Nepmen (nueva burguesía de negocios), en manos de los burgueses extranjeros que comercian aquí. Todo, en la URSS, debe funcionar para bien del proletariado. ¡Prestemos alguna atención a la publicidad!”


El "constructor-publicitario", como recordó Rodchenko, "hizo unos cincuenta posters, alrededor de cien rótulos, diseños de envases y de envoltorios, anuncios luminosos, posters publicitarios, ilustraciones en revistas y diarios". Había hecho tantas cosas, que dijo más tarde, "podría escribirse todo un libro sobre ello". "La tarea de la creación del póster soviético la creación de nuestra nueva publicidad progresó a grandes pasos. Maiakovsky se tomó el trabajo muy en serio. Incluso preparó una lista de precios para los diferentes tipos de trabajos publicitarios. Esos precios fueron confirmados oficialmente. En ellos, todo estaba desglosado y valorado según una tasa estandar por pieza: texto, esbozo del diseño, boceto final. Hizo un álbum de nuestros trabajos para mostrarlo a los clientes potenciales".


El ritmo intensivo con que trabajaban era asombroso. Cada día se realizaba un nuevo anuncio. Maiakovsky recibía un encargo por la mañana; por la tarde, Rodchenko pasaba a recoger el texto acabado y se lo llevaba a su casa para hacer un esbozo. A las once de la mañana siguiente ya había llevado los posters a Volodia... Por la tarde, la rutina se repetía... Era un trabajo a presión, con la finalidad de situar posters en todas partes. Nada tenía de fortuito el modo en que operaba, y sus éxitos no fueron accidentales. Como hubieran dicho los productores mismos, era "un trabajo altamente cualificado". Aquellos anuncios eran creados por los líderes del arte productivista, izquierdista, que realmente estaban viendo cómo se encarnaban sus teorías, cómo sus ideas se incorporaban al mundo material. Ese trabajo de diseño gráfico, que se imprimía para consumo masivo, representaba la participación del artista en el proceso de producción exactamente del modo en que ellos la concebían. Era el texto el que engendraba todas las demás cosas de sus anuncios. Todos los textos de anuncios son pequeños poemas vibrantes "para la voz" y resuenan en la memoria. Los moscovitas se sabían de memoria los textos de los anuncios de Maiakovsky expuestos en la ciudad.

Por muy pocas que fuesen las palabras o las líneas, Maiakovsky era siempre muy exigente en cuanto a su calidad y al cuidado con que debían elaborarse. Sabía cómo enfocar los anuncios, tenía una gran experiencia en la poesía de agitación a la que dedicó toda su vida. La poesía para la publicidad era tan sólo un eslabón en aquella cadena que empezó con su trabajo para la agencia telegráfica rusa Rosta. En 1919, Rosta empezó a publicar posters sobre cuestiones políticas que, habitualmente, se exhibían en escaparates. Los escaparates estaban absolutamente vacíos, y la aparición de los nuevos objetos se convirtió inmediatamente en un notable acontecimiento ciudadano; se los llamó “ventanas ROSTA”. Siempre había grupos de gente agolpada para verlos, de modo que se necesitaban relativamente pocos posters para que la población entera los viera, incluso en una ciudad de las dimensiones de Moscú.


Los posters revolucionarios, como los denominaba Maiakovsky, se hacían a mano y se reproducían con plantillas; en dos o tres días se realizaban hasta trescientas copias que se enviaban a distintas partes del país. Con esa técnica podían incorporarse a un póster noticias candentes y difundirse con una velocidad genuinamente telegráfica.


Aquellas ventanas fueron creadas por un grupo de artistas, pero fue Maiaovsky quien, como poeta, encabezó el trabajo. El ideó su estructura general: cada uno de ellos consistía en varios dibujos de igual tamaño que se miraban consecutivamente. Debajo de cada dibujo había un texto que se relacionaba directamente con él, y esos textos en su conjunto formaban una historia unificada. Los posters se dibujaban al modo de una tira de cómic. Desde la primera "ventana" en que participó, las exhibiciones se estructuraron alrededor de un texto de orientación claramente agitadora.


Los textos de Maiakovsky, en manos de Rodchenko, adquirían forma visual. Las letras cobraban actividad y eran a menudo el único material con que estaba construido el objeto publicitario. Las formas de letra eran utilizadas del modo más apropiado para servir a la idea contenida en el texto. Así se desarrolló el principio característico del su trabajo: las manipulaciones tipográficas creaban un texto con énfasis y acento. Las frases se cortaban según su significado, su entonación, su ritmo oral, y después se daba a cada parte unas características propias de tipo, cuerpo y color, apropiadas para su papel dentro del mensaje global. Cada palabra o combinación de palabras era escuchada y entonada. Por último se entonaba la construcción tipográfica en su conjunto, tanto dentro de sí misma como en la disposición global de las palabras de la página.


La sintaxis empleada era organizada, enérgica y agitadora. Con sello de sus propias aspiraciones y las de su tiempo. Encarnaba simultáneamente la actitud del artista productivista, los valores del trabajo y una creatividad que aspiraba a moldear la vida misma.


Rodchenko, en el proceso de poner énfasis y estructurar la materia prima tipográfica, utilizaba flechas, signos de exclamación, filetes, toda clase de recursos que pudieran atraer la atención o crear una dinámica visual. No fue por azar que aparecieron en sus posters formas geométricas simples hechas con instrumentos de dibujo, desde hacía tiempo eran un elemento de sus pinturas experimentales.


Según dejó registrado en sus recuerdos: “1919. Concebí la idea de ejecutar diez obras con una sola forma en negro sobre blanco, algo así como unos filetes, y titularlas “Líneas”. Desde luego, me criticaron masivamente por esas líneas. Dijeron: ‘Eso no es pintura, eso tan sólo son pinceladas sueltas’. Pero en mi mente había preocupaciones distintas de las suyas”. Más adelante, en esos mismos recuerdos, escribe: “Más, a finales de 1920 y en 1921, esas obras empezaron a tener imitadores. Muchos dijeron entonces que la idea de las líneas como esquema constructivo les había abierto los ojos a los problemas de la estructura en general”. De ese modo, las tendencias ya manifestadas en el Constructivismo se reflejaron también, en obras gráficas y tipográficas.


En la obra de Rodchenko, la forma de la letra es una cosa simple. Al mismo tiempo, esa forma ha sido manifiestamente elaborada en base a consideraciones de legibilidad, a la decisión de eliminar toda veleidad decorativa y a la aspiración de transmitir una imagen tecnocrática. En general, el tipo no pertenece al repertorio previamente disponible, sino que está trazado a mano, pese a que ello contradice el principio constructivista de utilización máxima de la tecnología. En aquellos tiempos, la mano podía hacer más que la tecnología y, si un póster tenía que estar en imprenta al día siguiente, era más rápido hacerlo a mano. La mano se convertía en la tecnología apropiada para el trabajo.


En 1925, algunos de los posters de Maiakovsky y Rodchenko se expusieron en la Exposición Internacional de Artes Decorativas, en París y el "constructor-publicitario" obtuvo una medalla de plata. Rodchenko, desde allí escribió a su mujer: “Ayer paseé sin rumbo por París, por la tarde y un poco hacia el anochecer, y me asombró lo flojos que son aquí los anuncios; tan flojos que es inexplicable. No hay nada que ver en cuanto a rótulos luminosos. No es que no se haga nada en esa línea: se hacen montones de cosas, y su tecnología está en un nivel elevado”.

La publicidad de Maiakovsky y Rodchenko es la encarnación más sobresaliente del principio productivista, principio que surgió como el logro central de la aspiración post-revolucionaria de democratizar y popularizar el arte. La publicidad difundió ese principio, mucho más que ningún otro medio, en todas las esferas de la vida, al servicio de la sociedad y de sus preocupaciones.


Para aquellos artistas, la publicidad no fue tanto un episodio sino un todo estrato de sus vidas. Ambos trabajaron día tras día en comisiones de publicidad de un número enorme de organizaciones estatales. Moscú se llenó literalmente con sus slogan publicitarios. Concebían su trabajo como ejemplar, como una postulación de la tónica leal de toda la publicidad soviética. Y el eco de ese trabajo ha llegado hasta nuestros días. Muchos de los textos de Maiakovsky y Rodchenko se convirtieron en frases hechas y, gracias a ellas, los nombres mismos de firmas difuntas desde hace mucho tiempo; permanecen vivos hoy.

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